domingo, 16 de noviembre de 2008

PEREGRINACIÓN ROQUETAS-CASA MADRE

PEREGRINACIÓN DE ROQUETAS -Colegio de la Madre-

A JESÚS -Casa de Misericordia y Casa Madre-






ACOGIDA EN EL COLEGIO DE ROQUETAS

  • Música ambiental, con cantos de la Congregación, que acogen a los peregrinos.

  • Está decorada la Casa Parroquial con el póster de la Madre Fundadora.

  • Cuadro plástico: La Madre Fundadora y un grupo de niños del colegio de Tortosa uniformados escenifican en off cantos del musical “Mª Rosa queremos jugar contigo”.

  • La pancarta del jubileo está sostenida, en este momento, por cuatro Hermanas
Breves palabras de bienvenida que lee Vicenta Miralles, Superiora del Hospital de la Santa Creu:

“Bienvenidos a esta tierra que la Madre pisó, bienvenidos a esta ciudad de Roquetes, dónde Mª Rosa Molas fundó un colegio, que abrió sus puertas el 1 de noviembre de 1871. Hoy es casa parroquial, como podréis leer en esta placa.

Bienveni
da Familia de la Consolación, Hermanas y todos los que os encontráis aquí, y también los que no han podido venir, pero que están aquí por la fuerza del Carisma que a todos nos une.


Bienvenidos todos a esta peregrinación. Nos encontramos aquí para recoger el testigo –como el atleta- de manos de Mª Rosa. Sabéis que la Madre os mira con cariño, confía en vosotros, conoce vuestra generosidad y os está cerca en los momentos de dificultad. Ella quiere compartir con vosotros aquello que llenó su vida, lo que la hizo feliz. ¿Qué es eso que comparte con vosotros? ¿lo escucháis en el fondo del corazón?


Sí, ella comparte con nosotros un gran regalo, Cristo Jesús. En Cristo vivimos el consuelo, la misericordia, en definitiva el amor del Padre, del Dios de todo consuelo. Y en el amor a Cristo la Madre vivió el “hacerse toda para todos” y fue feliz. Cuando se dibujaba una sonrisa en el rostro de un enfermo que recibía alivio, cuando un niño balbucía su primera oración, cuando el joven le abría su corazón en la confianza, Mª Rosa se sentía feliz. Ella nos lo dice con estas palabras, “solo deseo que el pobre sea servido y Dios alabado”.


Bienvenidos todos a este peregrinación “jubilar” por los 150 años de Fundación de la Congregación. Peregrinación festiva. Familia en comunión para dar gracias y bendecir al Señor que derrama en nosotros su don, SER CONSOLACIÓN PARA EL MUNDO. Habéis peregrinado cada uno desde su lugar de origen para llegar hasta aquí y encontraros como una gran familia, que en comunión bendice y alaba a Dios, que “nos consuela para poder nosotros consolar”.
Iniciamos esta peregrinación como símbolo de la peregrinación de la vida de cada día”.




Palabras de D. Domingo Escuder Giner, párroco de Roquetas.




Cobran sentido en estos momentos, aplicadas a Mª Rosa Molas y a su presencia en Roquetes, aquellas palabras del profeta Isaías: "Qué hermosos los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia la salvación" (Is. 52,7).


El camino que estamos a punto de andar fue recorrido también, a pie, por Mª Rosa. Aquí se desplazó, desde Jesús, para ver esta misma casa que el primero de Noviembre de 1871, hace 137 años, se convertiría en Colegio de la Consolación. Aquí estuvieron sus hijas durante cien años. Aquí deletrearon las primeras letras y susurraron las primeras oraciones casi todos los niños y niñas de nuestra ciudad. Más de cuarenta jóvenes quedaron aquí atrapadas por la fuerza y el encanto de su carisma. Y una de ellas, Madre General. Aquí se le dedicó la primera capilla, en todo el mundo, solamente unos meses después de la Beatificación. Esta casa que contemplamos y esta calle que ocupamos son historia viva de la Consolación.


En la clausura de este 150 aniversario, vamos a seguir una de sus rutas más habituales. Vamos a colocar nuestras sandalias sobre las huellas que dejaron las suyas. Camino polvoriento y enfangado en aquel entonces y, dentro de poco, como adivinaréis por las obras que se están realizando, amplia y hermosa avenida. El asfalto y las losetas del futuro seguirán percibiendo la suave presión de sus pasos llenos de ilusión, de coraje y de amor. Y las farolas, si tienen potencia suficiente, dejarán entrever la sutil silueta de su caminar.


Ahora, después de siglo y medio, recorreremos un tramo de su mismo itinerario geográfico, ojala vivo. Será un buen remate a un año de recuerdos, celebraciones y proyectos.
Que el Dios de la Consolación que santificó aquellos pasos bendiga los nuestros. Vayamos en paz.

(Se disparan 3 cohetes y se inicia la marcha llevando la pancarta las cuatro Hermanas)


















PARADA EN LA INTERSECCIÓN CON LA CARRETERA DE JESUS

Se leen algunas frases de la Madre y se intercala el canto de varios estribillos


• Todo sea para gloria de Dios y el bien del prójimo
• No deseo más que el pobre sea asistido y Dios alabado
• No había vacío que su caridad no llenase
• Quiero sacrificar mi vida por amor al enfermo y al desvalido
• Para los jóvenes era ángel de alegría y buen consejo
• La humildad es un tesoro escondido

Cogen la pancarta cuatro laicos hasta la parada siguiente




PARADA EN LA ESCUELA PÚBLICA DE JESUS


















Estribillo “vosotros sois mis preferidos”


LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (25,34-46)

Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme."


















Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte? Y el Rey les dirá: En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis".


CANTO

Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis."


CANTO


Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él entonces les responderá: En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna".


CANTO



















Motivación para caminar hacia la Casa de Misericordia:




















El pueblo de Jesús que acogió a Mª Rosa nos acoge ahora a nosotros. Hemos escuchado: “Venid, benditos de mi Padre”.

Somos convocados a la Casa de Misericordia, hacia donde nos dirigimos en la próxima parada de esta peregrinación.

Esta nueva etapa nos recuerda que todos somos llamados a vivir la misericordia, nos dirigimos precisamente a la Casa de Misericordia, a nuestra Casa pues es la Casa de la Madre.

Y todos estamos hambrientos o sedientos o esclavos o nos sentimos a la intemperie. “Venid, benditos de mi Padre”, llenaos de misericordia; venid y se alegrará vuestro corazón, como el salmista: “Ya se acercan nuestros pies”; transitamos por estas calles y las recorremos con devoción, nos acercamos al lugar santo de la Madre y de sus pobres y de los primeros niños que recibieron aquí la educación de las escuelas de la Consolación.

“Venid, benditos de mi Padre”.

(Esta etapa del camino la recorremos en silencio interior para revivir la fiesta jubilar de este año, la experiencia que para cada uno ha supuesto es te año de gracia”. Cogen la pancarta cuatro jóvenes)


EN LA CASA DE LA MISERICORDIA




-Cuadro plástico: ancianos del Hospital de Jesús y tres jóvenes del Hospital de Castellón.

- El Párroco de Jesús, D. Francisco Vives, sitúa la escena en la época histórica antes de la llegada de la Madre:

Buenas tardes a todos.

Bienvenidos a la Casa de la Misericordia, del Jesús.

Todo es sagrado en la tierra... por doquier encontramos la huella de Dios..., todo nos habla de su presencia..., todo, pero hay lugares que tienen un significado especial. Parece como si Dios, al pasar, hubiese pisado más fuerte... Nos encontramos ante uno de éstos: “La Casa de la Misericordia de Jesús...!” El Asilo donde se recogían niños expósitos, huérfanos, disminuidos psíquicos, inválidos, ancianos, desamparados..., donde se hizo realidad el sueño de María Rosa Molas i Vallvé: “Que Dios sea alabado y el pobre asistido...” y donde ella vivió momentos de inspiración divina que dio origen al Instituto de Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación el año 1858, hace ahora 150 años.


Apelo a vuestra imaginación... Es la fuerza interior que poseemos los humanos para revivir momentos históricos. Nos remontamos al año 1849... Dios a veces escribe recto con renglones torcidos. Y torcidos estaban los renglones de la casa de la Misericordia, de Jesús. No podían estar peor. Edificada a finales del siglo XVIII, al principio todo funcionaba muy bien, pero poco a poco, inició una cuesta abajo que tocó fondo a mediados del siglo XIX. La Misericordia, como decía el alcalde de Tortosa de la época, D. Marcelino Escartín, ya no era una “Misericordia”, debería llamarse casa de la “Miseria”.


Con razón el Sr. Alcalde andaba preocupado, sin personal ni dinero, por cómo hacer frente al estado caótico de su Misericordia... Un día oyó hablar de unas Hermanas que dirigían la Casa de la Caridad, de Reus. D. Antonio González, Secretario del Ayuntamiento de Tortosa, hizo las gestiones pertinentes... En sus viajes a Reus, quedó prendado del estilo de vida de las Hermanas y de su buen hacer... Volvió a Tortosa más contento que unas Pascuas, con la promesa de que Sor Luisa Estivill, la Superiora de la comunidad de Reus, enviaría a Tortosa un grupo de Hermanas de la Caridad.


Sor Luisa designó a Sor María Rosa Molas como Superiora de la nueva residencia. Le asignó un equipo de cuatro Hermanas. Los comisionados de Tortosa, presididos por el mismísimo Alcalde, se presentaron en Reus, a recoger a las Hermanas y llevarlas a Tortosa en sus propios carricoches, cosa de agradecer, debido a los peligros del viaje, pues con frecuencia la diligencia de Barcelona-Tortosa sufría asaltos de ladrones en el coll de Balaguer, al grito clásico de “la bolsa o la vida”.


Llegaron a Tortosa la tarde del 18 de marzo de 1849. Aquella noche se hospedaron en casas particulares. A la mañana siguiente, festividad de San José, fueron acompañadas a Jesús, a su nueva residencia: La Casa de la Misericordia. Las Hermanas estaban contentísimas, como niñas con zapatos recién estrenados... Estaban maravilladas de la ciudad de Tortosa, de su catedral, de las murallas, del castillo de la Zuda, del río Ebro, de sus huertas, de las montañas de Caro... Pero, cuando vieron el estado de la casa, se les partió el corazón, recibieron una amarga y dolorosa impresión ante la suciedad y el abandono... D. Antonio, el Secretario, no había exagerado. Pensaban que había cargado las tintas para así convencer a Sor Estivill, pero no había exagerado nada. Lo que habían conocido en Reus era un Palacio Real comparado con lo que sus ojos contemplaban...



A María Rosa, como Superiora recién estrenada, correspondió establecer el plan de ataque para purificar el caserón: Los pisos, las paredes, las puertas, los enseres... Los niños, los ancianos... Agua, mucha agua hacía falta, lejía, jabón, estropajo, zotal... Fregaron hasta los huesos, hasta el alma... Como si la vida comenzara una fantástica aventura, como si una cascada de esperanzas cayera sobre la casa... Entró el sol, y resulta que al viejo caserón le reía el aire... La ropa fue lo peor: era preciso quemar montones y apenas tenían repuestos. Las Hermanas establecieron turnos complementarios por la noche. A falta de mudas, cambiaban a los niños cuando los acostaban, les lavaban la ropa, la secaban al fuego, y a la mañana siguiente ya estaba lista...


- ¿Has visto lo que está pasando en la Misericordia? Decía la gente.
- Si les dejan, estas monjas, por limpiar bien la Misericordia, son capaces de meter en el edificio un ramal del Ebro.
- Sí, estas monjas, o son santas o son brujas.
- ¡Eran santas!



A continuación comienzan a repicar las campanas de la Casa Madre. Cogen la pancarta las Hermanas y voluntarios del Hospital de Jesús.


LLEGADA A LA IGLESIA DE LA CASA MADRE

En la puerta de la iglesia cogen la pancarta Madre General y las Superioras Provinciales. Al llegar al presbiterio las novicias toman la pancarta y la ponen en el altar.















Clausura-Año-Jubilar-Peregrinación